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ORGANIZACIÓN CORTICAL DE DIFERENTES LENGUAS CON DIFERENTES GRADOS DE DOMINIO

Varela, C.1, Martínez, A.1, Halty, L.2, Santos, J.M.3, Ortiz, T.1

1.- Departamento de Psiquiatría y Psicología Médica. Facultad de Medicina. Universidad Complutense de Madrid.

2.- Facultad de Psicología. Universidad Pontificia Comillas de Madrid.

3.- Departamento de Psiquiatría. Universidad Maimónides. Buenos Aires, Argentina.


El lenguaje como función innata del ser humano, el modo en que éste se procesa en el cerebro y las consecuencias que ello ha traído para la especie humana está siendo objeto de multiples investigaciones, sin embargo las bases neurobiológicas del mismo permanecen todavía por esclarecer . Debido a su implicación y creciente importancia, estas investigaciones se han ido ampliando al campo del bilingüismo, y nosotros ahora al del multilingüismo. Se sabe que lenguas adquiridas tempranamente comparten áreas corticales muy próximas, pero también es conocido el modo en que factores como el grado de dominio y la intensidad de exposición influyen en dicha representación cortical. Por otro lado se sabe que el manejo constante de varias lenguas obliga al control de las interferencias creadas por la competición léxica entre ellas, lo que incrementa el control cognitivo para lograr inhibirlas. Estos procesos cerebrales dan como resultado numerosas  ventajas cognitivas.

Nuestro objetivo en el estudio fue el análisis de las fuentes cerebrales asociadas al procesamiento de diferentes lenguas (español, inglés, portugués y chino mandarín), de distintos grados de exposición cada una de ellas, en la ondas N200 (componente de procesamiento preléxico) y N400 (componente del procesamiento semántico) de los potenciales evocados. Para ello registramos mediante un equipo de EEG de 32 canales de NeuronicMedicid® a 19 niños de 10 años de edad mientras realizaban una tarea de escucha activa con auriculares de palabras comunes de cada uno de los cuatro idiomas, repetidas aleatoriamente a lo largo de los 5'25 minutos de duración de la prueba, en la que además se les solicitó la presión de una tecla de ordenador ante el reconocimiento del significado de las mismas.

Los resultados de las latencias de las ondas obtenidas -N200 y N400- demostraron una velocidad de procesamiento más rápida para aquellos idiomas que mejor conocían, con unas latencias más rápidas tanto para el español como para el inglés y ligeramente más tardías para el portugués, lengua que desconocían pero con bastantes similitudes con el español. Las latencias obtenidas para el chino fueron significativamente más tardías con respecto a las del español, demostrando un procesamiento más tardío de una información completamente desconocida, sobretodo en las ondas de mayor latencia (N400). Esto se podría deber a que el grado de práctica o dominancia de un idioma, para el que ya hay una neuroplasticidad establecida por el entrenamiento de esas redes neuronales, influye enormemente en la velocidad de procesamiento de la información, lo que concuerda con estudios previos en los que el tiempo de reacción a estímulos lingüísticos conocidos es mucho menor que frente a los desconocidos.

De la localización de fuentes realizada mediante LORETA se obtuvieron diferencias tanto entre los distintos idiomas como entre las distintas latencias. En los potenciales tempranos encontramos una actividad preferentemente temporal para todos los idiomas pero con distinta lateralidad hemisférica, siendo principalmente unilateral para los dos idiomas más conocidos así como para el portugués, idioma también latino, mientras que en el mandarín ocurre justamente lo contrario, ya que su organización temprana es preferentemente bilateral -posiblemente debido a su tonalidad-. Asimismo hemos encontrado una actividad parieto-occipital y derecha durante el procesamiento del inglés, probablemente por un mayor esfuerzo por realizar dicha tarea al ser éste un idioma menos practicado a pesar de conocido, motivo por el cual también suponga un mayor control cognitivo, que podría explicar la activación rolándica observada para este idioma. El mayor esfuerzo para el procesamiento semántico de esta lengua explicaría su lateralización hacia el hemisferio izquierdo. Otro dato interesante es la activación frontal que ocurre tempranamente en el español y el portugués, posiblemente debido al control cognitivo tras la detección de diferencias entre las palabras de estos idiomas.

Con respecto a los potenciales tardíos encontramos una lateralización derecha del mandarín, lo que concuerda con el hecho de que nuestros sujetos no tenían conocimientos del mismo y, por lo tanto, su procesamiento podría ser a modo de estímulos tonales no lingüísticos, pues se sabe que cambios de tono reclutan áreas posteriores más amplias y multimodales no necesarias una vez que se domina el idioma, lo que explica también los resultados obtenidos en cuanto a la activación occipito-parietal derecha en los dos idiomas desconocidos, el chino y el portugués. En el caso del español, la marcada bilateralidad temporal mantenida en los potenciales evocados tardíos refleja los procesos de análisis semántico y fonológico.

Nuestros datos contribuyen al conocimiento de la organización de las distintas lenguas en el cerebro, con similitudes a pesar de la existencia de diferencias significativas hemisféricas en función de cada lengua, lo que coincide con las diferentes demandas computacionales que requiere cada una de ellas. Esta organización cortical, y su procesamiento cerebral, tiene una evolución longitudinal observable por las diferencias de activación entre los 200 y los 400 milisegundos.

De este modo concluimos que el mayor conocimiento de una lengua se asocia con una velocidad de procesamiento mayor, reflejada por latencias más cortas en los potenciales evocados, y una mayor actividad de áreas temporales, mientras que los idiomas menos conocidos implican una mayor red de estructuras cerebrales posteriores, sobretodo en el procesamiento tardío de la información lingüística.

 

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