Plasticidad cerebral para el lenguaje en el niño y el adolescente
Juan Narbona y Nerea Crespo-Eguílaz
Unidad de Neuropediatría. Clínica Universidad de Navarra. Pamplona
La plasticidad es una propiedad de todos los tejidos y sistemas del organismo para adaptar su estructura y función a lo largo de la vida, y tiene especial relevancia en el sistema nervioso. En circunstancias normales, la plasticidad neural permite al sistema nervioso modelar su estructura y función con arreglo a la experiencia, dando así lugar a los procesos de aprendizaje. Y, en circunstancias de pérdida lesional, la plasticidad intenta remodelar la estructura y función de el/los subsistemas dañados y de sus relaciones con los otros subsistemas no incluidos en la lesión. La dotación genómica permite, pues, un margen de adaptabilidad al manejar información y también al intentar compensaciones anatomofuncionales tras sufrir alguna agresión patógena; pero también, el programa genético tisular, al haber sido dañado, puede inducir reorganizaciones aberrantes del tejido y de sus conexiones que den lugar a expresiones clínicas patológicas (por ej.: epilepsia, distonía retardada etc.).
Se pretende en este trabajo revisar los estudios clínicos neuropsicológicos y las investigaciones que, utilizando test de escucha dicótica (TED), resonancia magnética funcional (RMf) y/o tractografía por imagen de tensor de difusión (DTI), permiten acercarse al conocimiento del remodelado de los sistemas cerebrales especialmente implicados en el lenguaje, tras una lesión focal, generalmente de naturaleza isquémica, ocurrida desde el periodo perinatal hasta la adolescencia media. La exposición se divide en dos grandes periodos en cuanto a la edad de adquisición de la lesión perisilviana izquierda: desde el periodo perinatal hasta los 2 años postnatales; y desde esta edad hasta la adolescencia media.
Cada uno de los grandes subsistemas neurocognitivos se desarrolla a diferentes ritmos; así, la plasticidad y la vulnerabilidad son diversas según la edad y el subsistema en los que ocurre una lesión cerebral focal; por ejemplo, las estructuras parietoocipitales que soportan funciones de integración visuoespacial maduran antes, y son más vulnerables a edades tempranas, que la regíon prefrontal y las funciones ejecutivas, cuyo desarrollo es más tardío y prolongado. En lo que se refiere al funcionamiento neurolingüístico, éste dispone de subsistemas de reserva que permiten diferentes grados de recuperación y de subsiguiente desarrollo tras lesiones focales de las áreas específicas del hemisferio cerebral izquierdo en el niño.
Los estudios con escucha dicótica, con RMf y con tractografía muestran que, tras modificarse el programa genético tisular por lesión adquirida durante el desarrollo de las áreas perisilvianas izquierdas, se ponen en marcha fenómenos de remodelado, desinhibiendo regiones homólogas contralaterales y poniendo en juego, con mayor o menor fortuna, regiones vecinas homolaterales preservadas.
La mayor parte de los trabajos permien estimar que, si la lesión focal ocurre en edad prelingüística, o incluso cuando ya existe cierta habilidad verbal en la niñez temprana, el remodelado tisular permite un desarrollo lingüístico generalmente normal, a largo plazo. En las afasias por lesión adquirida a partir de los cinco años la recuperación y el ulterior desarrollo del lenguaje son variables, con especial vulnerabilidad del acceso al léxico y de la lectoescritura. En la adolescencia temprana la plasticidad y, por tanto, las perspectivas de recuperación de las afasias adquiridas en esta edad, siguen siendo mejores que cuando ocurren en edad adulta; este periodo posee especial interés en neurología del desarrollo, pero las publicaciones al respecto son escasas. Es probable que la desinhibición de las estructuras del hemisferio derecho homólogas a las normalmente programadas en el hemisferio izquierdo para el lenguaje juegue un importante rol en la recuperación clínica durante mucho más allá del primer año tras la lesión. Pero también hay que considerar, con arreglo a los trabajos con RMf repetida a lo largo de años en pacientes juveniles o adultos, que la recuperación ulterior del lenguaje acaba reclutando estructuras del hemisferio izquierdo periféricas a la lesión. La tractografía por DTI ha permitido poner de manifiesto que el fascículo arcuato madura normalmente sus conexiones y su mielinización desde la niñez hasta la edad adulta; tras lesión perinatal bilateral de la porción superior del fascículo arcuato la DTI ha permitido observar un mayor desarrollo de la porción inferior directa fronto-temporal de dicho fascículo a través de la cápsula extrema, en un escolar con desarrollo lingüístico normal.
La resonancia magnética funcional con tareas lingüísticas y la tractografía por DTI están permitiendo avanzar en el conocimiento de la plasticidad cerebral, alterada por lesiones focales de las áreas del lenguaje durante el desarrollo madurativo, contrastando las capacidades lingüísticas de los sujetos con el grado y tipo de remodelaciones cerebrales objetivables.