Autora: Dra M.A. Idiazábal Alecha
Instituto Neurocognitivo INCIA.
Barcelona
RESUMEN
Actualmente contamos
con gran variedad de técnicas de neuroimagen
estructural y funcional para el estudio de los trastornos del neurodesarrollo. Exploraciones neurofisiológicas
como los potenciales evocados cognitivos (PEC), han abierto nuevas vías
de acceso a la comprensión de las bases neurales de los procesos
cognitivos y han sido ampliamente utilizadas en el estudio de los diferentes
trastornos del neurodesarrollo, evaluando aspectos de
la atención, el control inhibitorio, el rendimiento, la memoria de
trabajo, el procesamiento de caras, y el procesamiento del lenguaje entre
otros. Los PEC permiten monitorizar los procesos cerebrales de forma no
invasiva en tiempo real y medir directamente la totalidad de la dinámica
espacio temporal de la activación neuronal asociada a gran variedad de
procesos cognitivos suponiendo un importante avance en el conocimiento de las
bases cerebrales de las funciones ejecutivas. Las alteraciones de los PEC (en
su amplitud, latencia o distribución cortical) pueden proporcionarnos información
muy útil para el diagnóstico y valoración de la gravedad
de las disfunciones cognitivas, así como para evaluar el efecto de las
diferentes intervenciones terapeúticas en
ellas.
Los pacientes con
TDAH presentan déficits en las funciones cognitivas superiores que son
necesarias para las conductas dirigidas hacia el cumplimiento de metas u
objetivos, las funciones ejecutivas, provocados por el desarrollo tardío
de los circuitos frontoestriadoparietales y frontocerebelares. Los déficits más
habituales consisten en la inhibición de la respuesta motora, la
atención sostenida y la memoria de trabajo así como en la
percepción del tiempo y la previsión temporal. Además de
los déficits funcionales circunscritos a las regiones frontales, estriatales, temporoparietales y cerebelares, los estudios de conectividad funcional han
demostrado que los pacientes con TDAH también presentan anomalías
en la conectividad funcional entre dichas regiones, tanto en reposo como
durante la ejecución de tareas cognitivas que implican la
atención, la inhibición, la memoria de trabajo y la
preparación de la respuesta.
El
diagnóstico actual del TDAH se basa en una evaluación
clínica y en los resultados de pruebas neuropsicológicas
que evalúan la conducta de los individuos que puedan estar presentando
esta alteración. Una limitación importante de los estudios
conductuales se debe a que en las medidas del rendimiento sólo se
manifiesta el resultado final del procesamiento de la
información. Las conclusiones basadas solamente en estos datos, pueden
subestimar los déficits específicos del desorden, debido a que el
procesamiento encubierto puede medirse indirectamente y con una
resolución de tiempo limitada.
Además de
los déficits en la atención, la inhibición y la memoria de
trabajo, los niños con TDAH presentan alteraciones en estadios muy
tempranos del procesamiento de la información con latencias de los
componentes tempranos de los PEC típicamente más cortas en
niños con TDAH. En fases más tardías de procesamiento
presentarían un fallo para la localización de los recursos
atencionales suficientes para llevar a cabo la tarea como se demuestra por la
prolongación y menor amplitud de los componentes N200 y P300 de los PEC.
Estas alteraciones en el componente P300 se han observado tanto en los PEC registrados
mediantes paradigmas de atención selectiva auditiva y visual (paradigma oddball) como durante paradigmas de inhibición
(paradigmas go-no go) e
indicarían un déficit en el registro, la facilitación y el
procesamiento del estímulo. Los potenciales evocados cognitivos que
emplean tareas go/no go han
sido ampliamente utilizados en el estudio de los procesos ejecutivos,
permitiendo relacionar informaciones sobre su amplitud y latencia con medidas neuropsicológicas de las funciones ejecutivas,
especialmente atención y control inhibitorio. Se ha descrito un
incremento del potencial N1 y una disminución de la respuesta P3a / P3b
ante los estímulos a los que se debe responder durante una tarea go/no go, indicando una
orientación inicial al estímulo demasiado intensa con dificultad
posterior en la asignación de recursos atencionales.
Al contrario del
componente P300 generado en un paradigma oddball o
CPT, el componente MMN de los PECs se genera en
ausencia de respuesta conductual o de motivación, siendo considerado
como un claro indicador del procesamiento preatencional
de la detección de un cambio auditivo. Un reciente meta-análisis
(CH Cheng et al, 2016) muestra la existencia de una
disminución de la amplitud de la MMN en niños con TDAH que pone
de manifiesto la existencia de una alteración en la atención
involuntaria y/o en la memoria sensorial auditiva.
De igual forma, en
el trastorno del espectro autista (TEA) se han descrito alteraciones en el
procesamiento cortical auditivo, en la atención, en la orientación
involuntaria, en la modulación de la alerta, el procesamiento del
lenguaje y en el procesamiento de caras. Muchas de las disfunciones sociales
que se observan precozmente en el autismo, como el contacto ocular, la
atención conjunta, la respuesta a la exhibición a emociones y el
reconocimiento de caras, implican a la capacidad de atenderlas y de procesar su
información. La alteración en el procesamiento de caras puede ser
uno de los marcadores más precoces en el autismo, ya que el
reconocimiento y el procesamiento de caras son habilidades que se desarrollan
muy precozmente (periodo neonatal). A los seis meses de edad ya se pueden
observar diferencias en los potenciales cognitivos durante el procesamiento de
caras familiares vs no familiares y durante el procesamiento de objetos
familiares frente a objetos no familiares.
El componente N170 de los
potenciales cognitivos refleja la base neuronal del reconocimiento de caras y
tiene su máxima expresión en regiones occipito-temporales
del cerebro, incluyendo el córtex fusiforme
bilateral y el córtex temporal superior
derecho, especializado para las caras. Se has demostrado de forma consistente
alteraciones en la N170 en los trastornos autistas que reflejarían la
existencia de déficits en el procesamiento de caras asociado con la
comunicación social atípica que presentan. En los pacientes con
autismo se ha observado un incremento de la latencia de la N170 en respuesta al
procesamiento de caras respecto a los controles, mientras que no hay diferencias
en las latencias del potencial cuando se procesan objetos. Este componente
puede ser usado para valorar cambios en el desarrollo del reconocimiento de
caras ya durante el período postnatal. Sus registros no requieren
respuesta verbal y son más sensibles en la valoración del
reconocimiento de caras en niños que la valoración tradicional
conductual evaluada según su nivel de desarrollo madurativo.
Durante el
procesamiento cortical de sonidos de diferente complejidad se ha visto que los
niños con TEA presentan alteraciones en la orientación
involuntaria de la atención ante sonidos relacionados con el lenguaje
(alteración de la respuesta P3a), mientras que la orientación
involuntaria a sonidos no relacionados con el lenguaje se encuentra preservada.
También se han observado alteraciones en la atención involuntaria
únicamente cuando se procesan sonidos relacionados con el lenguaje. De
igual modo, las dificultades para atender al lenguaje en niños con
autismo no se deberían sólo a una falta de interés sino
que podrían ser el resultado de un fallo más básico en el
sistema de orientación. Si este déficit en la atención
involuntaria exclusivo hacia sonidos relacionados con el lenguaje, aparece en
la primera infancia el desarrollo de las habilidades comunicativas verbales y
no verbales en estos niños estaría comprometido
significativamente.
Por tanto, la
medición de las funciones cerebrales mediante técnicas neurofisiológicas
con una gran resolución temporal, es decisiva para conocer las
disfunciones existentes y su grado, en las diferentes áreas del
procesamiento cognitivo en los trastornos del neurodesarrollo
lo que nos permite realizar un diagnóstico precoz de las disfunciones
existentes, así como realizar una intervención específica
en cada caso.