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Fenomenología depresiva al inicio

de enfermedades neuropediátricas

Juan Narbona

Unidad de Neurología Pediátrica, Dpto. de Pediatría.

Clínica Universidad de Navarra. Pamplona, España

Introducción, objetivos:

La depresión, en sus diversas formas, afecta al 8-12% de niños y adolescentes y en la mayor parte de casos es de origen primario siguiendo el modelo genético multifactorial. Pero hay una proporción de pacientes, no bien cuantificada todavía, en la que la depresión acompaña precozmente una enfermedad neurológica o marca un punto de inflexión en su curso. El objetivo de esta exposición es revisar la bibliografía al respecto. No se considerará aquí la depresión como trastorno adaptativo ante una neurodiscapacidad crónica. Sólo se considerará la patología neuropediátrica que puede comenzar con fenomenología depresiva ligada a la disfunción cerebral que ocasiona también los síntomas neurológicos.

Los lactantes y niños pequeños expresan la depresión esencialmente a través de síntomas somáticos: falta de apetito, trastorno del sueño, lloro excesivo, irritabilidad etc. Los niños mayores, además de la sintomatología anterior, pueden verbalizar sentimientos de tristeza, exteriorizar aburrimiento habitual o tener dificultades para disfrutar con los juegos o situaciones comunes que antes les causaban placer (anhedonia) y comportarse con oposicionismo y agitación, o con tendencia a permanecer inactivos y poco sociables. Muy frecuentemente, los estados depresivos se acompañan de ansiedad (temores nuevos, fobias etc.).

Depresión al inicio de afecciones neuropediátricas crónico-recurrentes

Se observa fenomenología depresiva, con una frecuencia significativamente mayor que por azar, en niños y adolescentes afectos de: epilepsia, trastornos del sueño y cefaleas primarias crónico-recurrentes. Los trabajos al respecto utilizan escalas de psicopatología y entrevistas semiestructuradas en muestras de niños y adolescentes poco después de haberse realizado el diagnóstico de algunas de las patologías citadas. La presencia de síntomas internalizados y, concretamente, de fenomenología depresiva, ocurre en estos grupos de pacientes con una frecuencia muy significativa frente a grupo de control. En varias de las citadas patologías neuropediátricas crónico-recurrentes se hipotetizan puntos de coincidencia fisiopatológica con la depresión a través de un déficit de disponibilidad cerebral de serotonina y noradrenalina. El tratamiento farmacológico antidepresivo es compatible con los medicamentos antiepilépticos.

Depresión en enfermedades neurometabólicas y neurotumorales

Se analizan los trabajos relativos a la degeneración hepato-lenticular (enf. de Wilson) y a la fenilcetonuria tratada desde temprana edad. Especial importancia poseen las formas de inicio psiquiátrico de enfermedad de Wilson en niños y adolescentes, especialmente con sintomatología depresiva y trastorno de conducta; el examen neurológico detallado puede revelar anomalías del control motor incipientes; de forma casi constante, la analítica traduce disfunción hepática, y el diagnóstico se realiza mediante la medición del cobre circulante y el excretado en orina, y la cuantificación de ceruloplasmina (proteína vehiculizante del cobre) en sangre.

Se comentan dos investigaciones sistemáticas retrospectivas de fenomenología psicopatológica en niños que habían sido tratados por tumor cerebral; destaca la presencia significativa de síntomas depresivos, junto con cefalea y/o vómitos, durante varios meses anteriores al diagnóstico del proceso tumoral.

Trastornos del ánimo en niños con TDAH y trastorno de coordinación

El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y especialmente el subtipo con predominio de inatención, cuyo diagnóstico puede retrasarse más que en el subtipo combinado, se acompaña de trastorno comórbido del ánimo y de ansiedad en 30-40% de casos, lo que puede ser motivo inicial de consulta, junto con trastorno del sueño. La forma de TDAH con predominio de inatención se acompaña muy frecuentemente -casi 9 de cada 10 casos, en nuestra experiencia- de trastorno de la coordinación y de la comunicación social; en los pacientes con esta asociación es más prevalente la comorbidad depresiva. El trastorno bipolar puede ser manifiesto ya durante la niñez, especialmente en comorbidad con TDAH de tipo combinado; en ocasiones el metilfenidato puede desencadenar un brote maniaco si el sujeto posee la predisposición genética.

Conclusiones:

Los trastornos del ánimo sintomáticos de enfermedad neurológica en niños y adolescentes deben sospecharse ante la ausencia de antecedentes familiares al respecto y/o de experiencias vitales que los justifiquen como tratornos adaptativos. La búsqueda sistemática de anomalías neurológicas y los exámenes complementarios permiten abordar precozmente el tratamiento de la enfermedad cerebral causante del cuadro depresivo comórbido; a su vez, como ocurre en casos de epilepsia, cefaleas o trastorno del sueño, la terapia farmacológica y psicológica del cuadro depresivo contribuye a mejorar la calidad de vida de los afectados.

 

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