El pensamiento concreto es la habilidad de centrar toda la atención posible en el momento presente. Es el proceso cognitivo que se caracteriza por la descripción de los hechos y los objetos tangibles. Este pensamiento permite generar conceptos generales sobre fenómenos particulares y categorizarlas de una manera lógica. Es una gran herramienta para tomar decisiones asertivas y pragmáticas y además es imprescindible para establecer una estructura psíquica que razone matemáticamente.
El pensamiento concreto es una de las fases de la teoría del desarrollo cognitivo que desarrolló Jean Piaget
Jean Piaget, epistemólogo, psicólogo y biólogo suizo, es considerado el padre de la epistemología y reconocido por sus aportes al estudio de la infancia y por su teoría constructivista del desarrollo de habilidades y la inteligencia. A partir de una propuesta evolutiva de interacción entre genes y ambiente (1896-1980), propuso, entre otras cosas, que el pensamiento tiene patrones derivados de la composición genética, que a su vez se activan ante estímulos socioculturales.
Estos últimos son los que permiten que la persona reciba y procese información, con lo cual, el desarrollo psicológico es siempre activo.
Esta teoría nos permite distinguir y superar las diferentes etapas por las que el ser humano pasa a medida que va madurando y formando una mente adulta. En cada etapa se dan unas características propias, en base a los mecanismos mentales que se van creando en el cerebro de la persona.
El pensamiento concreto se desarrolla a partir de los 7 años de edad donde el niño puede conocer la realidad que lo circunda y pensar sobre ella estableciendo relaciones, a partir de sus sentidos. Los niños de esta edad pueden de este modo comprender que son capaces de agrupar objetos por colores o tamaños, jerarquizarlos de menor a mayor o por orden alfabético, encontrar los opuestos, realizar operaciones matemáticas, sobre elementos observables. Esta etapa concreta se extiende hasta los 11 años, donde comenzará a lograrse el pensamiento abstracto.
Son operaciones concretas la transitividad, descentramiento, seriación, conservación, clasificación, reversibilidad.
Las herramientas del pensamiento concreto son: la observación, descripción y la comparación.
Características del pensamiento concreto
- Se centra en lo que está presente y ahora
- Se requiere un mínimo procesamiento mental
- Se centra en los hechos
- Está basado en los sentidos
La característica concreta del pensamiento propio de los niños en esta etapa, se evidencia en sus respuestas, producciones, comentarios y creencias.
La inmediatez del estímulo es algo fundamental entre los 7 y los 9 años de edad aproximadamente, sin embargo, con el paso del tiempo, lentamente, lo concreto irá cediendo terreno al tipo de elaboración tendiente a lo abstracto que llegará a su máxima expresión en la etapa de las operaciones formales, de los 12 años en adelante.
Durante esta etapa puede clasificar y dar cuenta, por ejemplo, de las transformaciones de los estados de la materia. Ocurre así una serie de comparaciones lógicas que le permiten responder al estímulo de una manera que ya no está condicionada en la apariencia, como en la etapa anterior, y empieza a estar determinada por la realidad concreta.
En el área matemática, se espera que el niño sea capaz de desarrollar habilidades cognitivas como la conservación de números, las nociones de sustancia, de peso, de volumen y de longitud, así como la coordinación espacial.
Para que el aprendizaje ocurra, el niño debe tener siempre el objeto presente: a través de los sentidos, establece relaciones que le permiten conocer la realidad. En este período aún no es posible que los niños realicen hipótesis, así como tampoco es posible aplicar un aprendizaje adquirido previamente en situaciones nuevas (esto último pertenece al pensamiento abstracto)
El pensamiento concreto es el que nos permite procesar y describir los objetos del mundo físico; el pensamiento abstracto ocurre mediante procesos puramente mentales. A este último Piaget le llamó “pensamiento formal”, porque ocurre en la etapa de las “operaciones formales”, que ocurre entre los 12 y los 16 años. Además de ocurrir en momentos del desarrollo distintos.
El pensamiento abstracto, se adquiere más tarde que el concreto porque requiere un proceso complejo.
Aunque el pensamiento concreto se consolida hacia el final de la infancia, durante todo su desarrollo, el niño adquiere aprendizaje y maduración psicológica sólo mediante la experiencia directa con el entorno.
Los que dan demasiada predominancia a este estilo de pensamiento concreto pueden desarrollar problemas de socialización a largo plazo, emergiendo la posibilidad de vislumbrar un trastorno de ansiedad como la fobia social o un trastorno de personalidad
Equipo del INVANEP